domingo, 1 de diciembre de 2013

Otras perspectivas detrás del debate sobre los embriones humanos Por Jorge Nicolás Lafferriere



Otras perspectivas detrás del debate 
sobre los embriones humanos


Por Jorge Nicolás Lafferriere
26 de noviembre de 2013
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La propuesta del dictamen del bloque oficialista
para el nuevo Código Civil en Argentina que señala 
que comienza la existencia de la persona con la 
concepción despertó una gran polémica. La reacción 
no tardó en llegar desde los grupos que realizan 
negocios biotecnológicos con la vida humana: 
para ellos, es inadmisible que llamemos "persona" 
a ese organismo que surge en las primeras 
horas desde la fecundación y hasta la 
implantación. Ello impediría –afirman- que sea 
manipulado, seleccionado y descartado y que se 
realicen las mismas técnicas extracorpóreas de 
fecundación artificial.

En realidad, si miramos la cuestión con atención y 
teniendo en cuenta los debates que ocurren en otros 
lugares del mundo, podemos decir que lejos está el 
escenario que se planteaba en los años 80 cuando se 
discutía si era admisible o no la realización de las 
técnicas de fecundación artificial para casos 
de infertilidad debidamente comprobados y 
como último recurso. 
Hoy, 30 años despúes, ya no se debate esa aplicación 
de las técnicas a los casos de infertilidad, sino que 
las técnicas se han expandido de tal forma que hoy 
no sólo se aplican en función del simple "deseo 
reproductivo", sino que se ha despertado una verdadera 
codicia por los embriones humanos, apetecidos por su 
 extraordinario y único potencial vital.

Patentes biotecnológicas: En efecto, hoy el mundo 
debate si es legítimo patentar invenciones que 
impliquen destruir embriones humanos. Estados Unidos, 
desde su liberalismo radical, lo admite, mientras que 
en Europa se ha levantado el Tribunal Superior de 
Justicia para poner un límite a tal explotación de la vida, 
con fundamento en la dignidad humana, y por un pedido 
expreso de Greenpeace (Caso Brüstle, octubre de 2011). 
También se codician los embriones para destruirlos y 
utilizar sus células con fines de experimentación, o con 
fines industriales o comerciales.

Selección de la descendencia: Otra razón por la cual 
los embriones son codiciados es por la posibilidad 
de seleccionar genética o morfológicamente las 
características de la descendencia. Así, se expanden 
en el mundo los estudios "preimplantatorios" que 
permiten hacer una selección en dos direcciones: 
eliminando a los no deseados o bien eligiendo a 
 los que reúnen las características buscadas. Ello 
despierta no poca preocupación en lugares como India, 
donde la selección del sexo de los hijos está al orden 
 del día y donde es sistemática la eliminación de las 
mujeres en forma prenatal o preimplantatoria. También 
es creciente la preocupación de las asociaciones 
 defensoras de personas con discapacidad que ven 
difundirse una mentalidad eugenésica que busca 
eliminar a los discapacitados y envía un mensaje 
negativo a todos los que hoy viven, como si se les 
dijera: "si estás vivo es porque no tuvimos la ocasión 
de eliminarte a tiempo".

Los dilemas de tener tantos embriones: Por otra parte, 
el aumento del número de embriones concebidos 
extracorpóreamente no necesariamente se vincula 
con un mayor número de embarazos. Aún más, ante el 
 notable aumento de partos múltiples que generan las 
técnicas de fecundación artificial, es usual que la técnica 
exija la transferencia sólo de uno o dos embriones, 
mientras que el resto termina congelado a la espera de 
una ulterior decisión. En el mundo existen fuertes 
controversias en torno a cuán informado es el consentimiento 
de los que recurren a estas técnicas y si son conscientes 
de que estarán concibiendo tantos embriones 
humanos y son advertidos suficientemente de los 
dilemas éticos que se les plantearán. Más bien parece 
que todos concurren buscando un hijo y se encuentran 
luego con grandes encrucijadas ante el hecho consumado 
de tener 6 o más embriones congelados luego de una 
 técnica, en el caso que haya resultado en un nacido vivo.

Ello ha acarreado un desbordante y gravísimo aumento 
de embriones crioconservados, que no sólo terminan 
siendo abandonados, sino que también son utilizados 
de forma contraria a toda ética para fines de investigación 
o incluso industrialización.

Italia es un buen ejemplo de esta tendencia a un 
aumento notable de los embriones congelados sin 
que se siga un mayor número de nacimientos. Según 
 datos publicados en julio de 2013, en 2008 había 
solo 763 embriones congelados sobre un total 84.861 
embriones concebidos en ese año. Sin embargo, luego 
que la Corte Constitucional autorizara la congelación 
en 2009, el número de embriones crioconservados fue 
de 18.798 en 2011 sobre un total de 118.049 
concebidos en total. Pero no hubo aumentos 
significativos en cuanto a los nacidos vivos, que
fueron 10.212 en 2008 y en 2011 nacieron 11.933. 
El mayor número de embriones congelados sólo 
genera mayores dilemas jurídicos y una mayor 
presión para su utilización con fines de investigación.

La disyuntiva del legislador: De esta forma, el 
legislador está ante dilemas que exceden en mucho 
a los casos de infertilidad. Se trata de una disyuntiva 
ineludible: o acomoda la noción jurídica de persona 
a intereses previos, como son los biotecnológicos, y 
de esa forma se vuelve funcional al nuevo poder 
biopolítico, o bien reconoce que todo ser humano, 
por el solo hecho de serlo desde el momento de la 
concepción en la fecundación, es persona. Al hacer 
este último reconocimiento está asumiendo una 
 postura humanista ante una expansión biotecnológica 
que pretende convertir a la vida humana en mero 
recurso biológico disponible. No podemos aceptar 
pasivos tal avasallamiento de la dignidad humana.

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