Publicado el 10 de junio de 2018 a las 20:43
En Facebook Mauricio Macri
como comentario a:
MÁS DE 100 HORAS DE UN DEBATE HISTÓRICO
Sr. Presidente:
Con
todo respeto, ¿cómo puede hacernos mejores argentinos estar pensando en
legalizar una conducta que pone fin intencionalmente a la vida de los
seres humanos en gestación?
Sinceramente creí que todas las voces iban a ser escuchadas. Por
ese motivo me inscribí para disertar y, aunque en varias oportunidades
consulté, nunca me confirmaron el día y el horario que me habían
asignado.
No importa, le comparto el texto de la que hubiera sido mi disertación ante los legisladores:
La vida inherente a cada ser humano
merece respeto desde la fecundación.Los proyectos que pretenden legitimar la interrupción voluntaria del embarazo son éticamente inadecuados.
por Roxana Elena Stasiow
DNI: 21474352
Odontóloga, Facultad de Odontología, Universidad de Buenos Aires.
Magíster en Gerencia y Administración de Sistemas y Servicios de Salud, Universidad Favaloro.
Especialista en Organización y Administración de Sistemas de Salud, Facultad de Odontología, Universidad Nacional de La Plata.
Magíster en Ética Biomédica, Universidad Católica Argentina.
La
vida inherente a cada ser humano merece respeto desde la fecundación,
porque un ser humano es y será siempre el mismo ser viviente humano
desde que inicia su existencia, cuando el espermatozoide fecunda el
óvulo, y hasta que acontece su muerte y deja de existir.
La
transmisión de la vida humana, de progenitores a descendientes, además
de seguir una secuencia biológicamente establecida, determina, que desde
la fecundación, cada ser humano tenga una vida suya y propia. Una vida
que lo distingue por su individual patrón estructural. Una vida
peculiar, donde -desde la fecundación- cada instancia vital es el
resultado de numerosos procesos previos y motivo de próximas expresiones
humanas.
Desde cigoto, el ser humano concebido, es
mucho más que una simple novedad biológica. Desde embrión unicelular, el
ser humano concebido, es mucho más que un mero producto natural. El ser
humano concebido, desde la fecundación es una mujer o un varón, que
espontánea e inmanentemente, de ser un ser humano totipotente, en pocos
días, pasa a ser un ser humano multicelular.
Es verdad
que la esencia y naturaleza humanas se van expresando a medida que
transcurre el tiempo. Pero no hay dudas que ya están allí, en el
singular mensaje genético que, desde la fecundación, le otorga identidad
humana a cada ser humano.
Si no fuera así, ¿qué otro
tipo de identidad podríamos tener quienes fuimos o quienes son y serán
concebidos a partir de gametas humanas?
Ser un ser
humano es un valor en sí mismo. Es un valor existencial. Un valor que no
depende ni de la edad gestacional, ni de la cantidad de células, ni de
las capacidades que cada uno tenga. Es un valor existencial que tampoco
depende de la etapa de crecimiento y desarrollo que se esté transitando.
Para
algunos, puede ser práctico y hasta conveniente afirmar, que durante
los primeros días o semanas de vida intrauterina, el embrión es apenas
un conjunto de células que no puede compararse con un ser humano. Pero
es un gran error. Todos conocemos la gran diferencia que existe entre
una célula viva y un organismo viviente. Nos consta esa diferencia.
Tanto Ustedes como yo, como los cigotos humanos, los embriones humanos y
los fetos humanos estamos constituidos por células con ADN humano que
materializan el organismo vital, uni o multicelular, que expresa nuestra
singular humanidad, la realidad existencial que fuimos o que somos. Y,
sobre esto, no existe la más mínima duda. Es una verdad biológica
comprobada y comprobable.
Además, porque los embriones
humanos no son simples conjuntos de células aglutinadas, sino seres
humanos concebidos y existentes, catorce días después de la fecundación,
ya esbozan las células precursoras de sus gametas que, llegado el
momento, y de no mediar inconvenientes en su salud sexual, les
permitirán transmitir la vida humana a los que serán sus descendientes.
Generar
confusión, sobre la vida intrauterina de los seres humanos, es
pretender ignorar que cada ser humano que existe desde la fecundación,
es el individuo titular de la vida que le es inherente. Por eso es muy
injusto afirmar, que la intención o no de engendrar un descendiente, es
lo que determina que estemos en presencia de un ser humano y lo cuidemos
o que estemos ante un material abortivo y lo desechemos.
Decir,
que la semana catorce o que cualquier otra semana de gestación pueden
ser las instancias que determinen que un ser humano comience a gozar de
los mismos derechos que a otros seres humanos ya se nos reconocen, es
pretender justificar que unos pocos o muchos miembros de la sociedad se
arroguen el derecho de determinar quiénes tienen derecho a la vida y
quiénes no lo tienen.
Legal o clandestino, el aborto o
la interrupción del embarazo, siempre, pero siempre, termina con la vida
del ser humano que está viviendo la etapa intrauterina de su vida. Lo
mata. No hay ninguna duda que lo mata. Por cada aborto, y en todos los
abortos, muere una niña concebida o un niño concebido.
Señoras
y Señores Legisladores, en esta ocasión, una sola cosa les pido:
cuando llegue el momento de votar, y sean mis representantes allí en la
Cámara, voten con verdadera vocación de servicio para proteger, desde la
fecundación, la vida y la salud de todos los seres humanos.
Nada más les pido. Pero tampoco nada menos.
Roxana Elena Stasiow.-
Roxana Stasiow