La donación de óvulos y espermatozoides es el tema que trata la nota que Silvana Boschi presenta en Clarín y que reproducimos unos párrafos más abajo. Sin embargo, creemos conveniente sumar unos comentarios unos comentarios previos sobre la importancia que encierran óvulos y espermatozoides y lo valioso que es el gesto que transmite la vida de padres a hijos.
Los espermatozoides o espermios son células muy diferenciadas, pequeñas y móviles, con la función de nadar, encontrar al óvulo y fecundarlo.(1)
Los óvulos, oocitos u ovocitos son células inmóviles y de mayor tamaño que los espermatozoides porque contienen en su interior elementos nutritivos y moléculas que van a ser empleadas durante las primeras etapas de desarrollo del embrión.(1)
Cuando un óvulo es fecundado por un espermatozoide ambas celulas se activan mutuamente, unen sus contenidos y combinan los genes maternos y paternos dando origen a un embrión unicelular dotado de una nueva estructura de información genética que, si bien procede de sus progenitores, es absolutamente única y original. Este nuevo mensaje genético, constituido durante el proceso de la fecundación, es el encargado de dirigir y guiar, durante toda sus vida, todo el crecimiento y el desarrolo de este nuevo ser humano.(1)
Óvulos y espermatozoides son células que se distinguen de las demás células del cuerpo humano. óvulos y espermatozoides encierran en sí mismos un valor que excede la mera fertilidad biológica. Por este motivo, no es lo mismo donar gametas que donar sangre, piel o cualquier otro órgano.
Muchas veces, que mujeres y varones se desprendan de sus óvulos o sus espermatozoides, se presenta como un gesto de real generosidad. Pero, cuántas veces, como el dinero está involucrado en estas transacciones, en lugar de estar ante fines altruistas, estamos frente a los más variados intereses que vuelven a la ciencia un simple mercado de intercambio de productos.
Dar vida es un acto de amor. Sobre esto no hay dudas.
Pero, ¿cuánto amor puede haber cuando se abandonan en manos de desconocidos las células que convierten a varones y mujeres en donantes de vida?. ¿Cuánto amor puede haber,, cuando no importa si esos óvulos y esos espermatozoides serán empleados para los más novedosos experimentos con embriones humanos cuyas consecuencias se desconocen?.
Hoy en día, una nueva mentalidad busca ejercer un control cada vez más eficaz sobre la llegado al mundo de nuevos seres humanos. Según estos criterios, los hijos serían verdaderos productos de laboratorio cuya buena calidad estaría garantizada por los rigurosos controles tecnológicos a los que son sometidos, no sólo los óvulos y los espermatozoides que les dan origen, sino los mismos embriones obtenidos después de su combinación.
Un hijo no puede ser un simple objeto de deseo que se puede comprar especificando características.
Un hijo es un ser humano tan valioso que no merece ser manipulado por paradigmas, técnicas o intervenciones que no respeten su natural dignidad.
CLARÍN, Mujer.
Sábado 20 de Septiembre de 2008.
Disponible en http://www.clarin.com/suplementos/mujer/2008/09/20/m-01762970.htm
SOCIEDAD
¿Derecho a conocer al donante?
Hoy se debate si la donación de óvulos y esperma debe dejar de ser anónima. Además, se plantea si hay que contarles a los chicos.
--------------------------------------------------------------------------------
Silvana Boschi.
sboschi@clarin.com
Mientras los embarazos con óvulos o esperma donados se vuelven cada vez más frecuentes, en Argentina crece una polémica que ya encontró solución en algunos países: ¿se debe garantizar el derecho de los hijos a conocer la identidad del donante? Y por otro lado, ¿cuándo y cómo decírselo a los chicos?
María Isabel Rolando, de la Fundación Concebir, una asociación civil sin fines de lucro para parejas con trastornos en la reproducción, asegura que "estamos a favor de la opción de conocer al donante, algo que ya existe en otros países". Rolando agrega que están trabajando en un proyecto de ley porque "al no haber legislación sobre el tema, estamos totalmente desprotegidos". El proyecto impulsa la confección de un registro único de donantes para que, al alcanzar la mayoría de edad, los hijos de gametas o embriones donados puedan tener acceso a esta información. También se estipula el reconocimiento de los trastornos de la fertilidad como una enfermedad, para que puedan ser cubiertos por las obras sociales.
La posibilidad de que las donaciones dejen de ser anónimas "está dentro de nuestro proyecto, que presentamos en marzo de este año por tercera vez -asegura-. Hacen falta 200.000 firmas, y éstas pueden acercarse a las siguientes páginas: www.concebir.org.ar y www.infertilidad-arg.com.ar";. También el SAMER (Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva) presentó en 2005 un proyecto de ley que reconoce el derecho a la identidad.
Para Sergio Pasqualini, director médico del Instituto Halitus, "hasta no hace mucho tiempo se hablaba de que convenía que la donación de semen y de óvulos fuera anónima. Yo considero que saber el origen de un hijo cuando hay padres desaparecidos o existió una adopción es diferente, porque hay una necesidad de averiguar los motivos. Pero en un caso de donación es distinto, la donación es voluntaria. O sea, desde el punto de vista médico es algo que no importa. La búsqueda de la identidad de los donantes, cuando ocurre, va por otro lado. Lo que está pasando en algunos países es que hay una búsqueda de los orígenes genéticos para, por ejemplo, encontrar a un hermanastro, y lo que estas cosas tienen de interesantes y nuevas. En los países donde se estableció por ley que se podía buscar al donante, se creyó que iba a haber menos donaciones, pero luego se vio que no era así. Claro que son países donde el tema de la donación está muy incorporado".
Desde Concebir consideran que no se trata únicamente de una cuestión de identidad personal, sino que "también forma parte del derecho a la salud, porque los hijos deben poder conocer antecedentes de enfermedades o histocompatibilidad frente a eventuales transplantes, por ejemplo. No se le puede prohibir a una persona conocer parte de su historia. Nos basamos en legislaciones internacionales como la de Australia, Nueva Zelanda o Inglaterra".
Para Estela Chardón, a cargo de talleres que se realizan en Concebir, "esta discusión está instalada en varios países. En Inglaterra, en 2004, se resolvió por ley que la donación no es más anónima, y los chicos tienen derecho a conocer la identidad del donante. Obviamente, menos gente es donante. El que decide donar tiene claro que está donando una célula, y que quien nazca a partir de ese material tiene derecho a conocerlo como donante y nada más, no es su hijo ni él es su padre o madre. Si alguien no tiene eso en claro y prefiere no donar, es mejor que no done. Hay muchas organizaciones, las más importantes en Inglaterra y en Estados Unidos, que reivindican este derecho, que consideran que sus padres son sus padres pero no les podemos sacar este tipo de información a una persona".
Uno de los temas que se aborda en los talleres es si hay que decirle o no a los chicos. "Nosotros creemos que sí tienen que saberlo -asegura Chardón-. En Inglaterra, por ejemplo, están debatiendo modificar la ley para que figure en el certificado de nacimiento si hubo un óvulo o esperma donado. En general, los chicos reciben esta explicación con mucha más naturalidad que los padres. A los chicos se les explica que los papás tuvieron un problema y hubo un donante".
Sobre la cuestión de decirle o no a los chicos que nacieron a partir de un óvulo o un esperma donados, Pasqualini considera que "siempre hay que evitar situaciones de omisión o mentiras, porque cuando el tema salta, siempre es peor. Aunque en este caso es diferente al de una adopción, donde hay mucha gente que sabe que esa mamá no estuvo embarazada, que no hubo panza". En el caso de las fertilizaciones con donante anónimo, en cambio, los que están al tanto son los médicos y la pareja, y puede no saberlo nadie más.
"Lo que es importante de todas formas -agrega- es tener preparado cómo decirselo. Hay que trabajar para tratar que la información le llegue al chico de manera que no sea traumática".
(1) López Moratalla, Natalia - Iraburu Elizalde, María J.: LOS QUINCE PRIMEROS DÍAS DE UNA VIDA HUMANA, 2006, Segunda edición, EUNSA, España, pp.58,61,71,76.
No hay comentarios:
Publicar un comentario