París (Francia) , 13 Abr. 12 (AICA)
Jérôme Lejeune, científico francés.
Se cerró esta semana, en Notre Dame, la fase de investigación diocesana del proceso de canonización de Jérôme Lejeune, médico e investigador, padre de la genética moderna y mundialmente reconocido como descubridor de la trisomía 21, el síndrome de Down.
En 1969, Lejeune estaba en la “cresta de la ola”, aclamado en todos los centros de investigación del mundo. Comienzan las campañas del aborto en Europa y Estados Unidos. Como cuenta su hija Clara en “Life is a Blessing: a biography of Jerome Lejeune”, se declaró en contra y se le cerraron repentinamente todas las puertas, desapareció hasta el punto de que nadie lo entrevistó cuando hizo su descubrimiento.
En 1971 realizó un discurso en el National Institute for Health y después de esto mandó un mensaje a su esposa diciendo: “Hoy perdí mi Premio Nobel”. En el discurso habló sobre el aborto, diciendo: “Ustedes están transformando su instituto de salud en un instituto de muerte”.
El proceso canónico está impulsado por la Asociación de Amigos de Lejeune. En 2004, Fiorenzo Angelini, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, solicitó formalmente la iniciación del proceso, en el décimo aniversario de la muerte del científico. La fama de santidad aconsejó abrir el proceso en 2007.
Años antes, en 1997, Juan Pablo II, en la JMJ de París, acudió a rezar ante la tumba de su amigo, y primer presidente de la Academia Pontificia para la Vida.
Lejeune soñaba con curar el “síndrome de Down”, para ello creó una fundación que continúa hoy su trabajo, dedicada a la investigación y tratamiento no sólo del síndrome Down sino también de otros síndromes de enfermedades mentales de origen genético. Se creó un centro en Francia de investigación genética y un comité que distribuye las ayudas a los diferentes grupos que están en todo el mundo.
Con respecto al trabajo de esta fundación declaraba su hija: “El tratamiento real no existe en la actualidad, ya que los investigadores están trabajando en solucionar este problema genético. El patrimonio genético de los niños es correcto, simplemente se repite como un disco rayado. Mi padre siempre decía que un niño con síndrome Down es más niño que otros; es como si no estuviese acabado del todo. Así que si ese gen pudiese ser silenciado el niño podría ser normal”.
Y agregó: “Este es realmente el futuro de la medicina, reparar el código genético. Por tanto no es descabellado que podamos tratarlos algún día. La dificultad estriba en que se gasta mucho dinero en realizar el diagnóstico y en matarlos, hasta tal punto que si pudiéramos tener sólo un 10% de este dinero para investigación, podríamos ya haber conseguido la cura”.
Y subrayó que “instituciones y gobiernos no es que estén apoyando poco, es que van por caminos diametralmente opuestos. Países como Dinamarca se marcaron el objetivo de conseguir eliminar el síndrome. Eso sí por el famoso método de eliminar a todos los afectados, quieren conseguir la ‘sociedad perfecta’ en 2030 y en España no le vamos a la zaga, tanto por los altos índices de niños asesinados como por la mentalidad eugenésica que se está instalando”.
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