miércoles, 20 de noviembre de 2013

Roxana E. Stasiow y el inicio de la vida de cada ser humano

http://www.uca.edu.ar/esp/sec-ficos/esp/docs-ffuturo/informes/2008-03-21/2008-03-21-factor-futuro.php

"La teoría de la fecundación se ocupa de las primeras horas de vida de cualquier ser humano y sostiene que inmediatamente después que el óvulo es fecundado por el espermatozoide estamos en presencia de una nueva vida humana en la etapa más original de su vida" (2008)




UCA
07 de Abril de 2011
Humildad, respeto y servicio ante la dignidad personal del embrión humano 


Resumen:
Ciertamente, ningún dato biológico es por sí mismo suficiente para describir el milagro de la vida. Sin embargo, cuando la ciencia es entendida como un servicio a la humanidad, los científicos son capaces de brindarnos los conocimientos necesarios y suficientes para percibir una presencia personal desde el primer instante de la vida de cada embrión humano.


Palabras clave:
Dignidad personal
Genoma humano
Embrión humano
Vida humana



La transmisión de la vida de padres a hijos sigue una secuencia biológicamente establecida que se inicia cuando el espermatozoide fecunda al óvulo.

Les propongo admirar unos pocos detalles que caracterizan los primeros instantes, las primeras horas y los primeros días de la vida de un ser humano. Descubramos juntos aquellas notas que caracterizaron el origen mismo de nuestra propia vida. Reconozcamos a nuestro prójimo en cada embrión humano. Contemplemos, humilde y respetuosamente, el misterio mismo del DON de la vida. 

Seguramente, ningún dato biológico es por sí mismo suficiente para describir completamente el milagro de la vida. Sin embargo, cuando la ciencia es entendida como un servicio a la humanidad, los científicos son capaces de brindarnos los conocimientos necesarios y suficientes para percibir una presencia personal desde el primer instante de la vida de cada embrión humano.

La vida es un proceso continuo, gradual y coordinado que cumple etapas perfectamente sincronizadas que se suceden una tras otra siguiendo un orden obligado y sin retroceder nunca a fases ya recorridas.

La vida es capacidad de acción espontánea e inmanente y esto ya se verifica en el embrión humano a cada instante de su vida.

No hay ninguna evidencia capaz de poner en duda que óvulo y espermatozoide son las únicas células capaces de transmitir -de manera natural- la vida humana.

Todos los seres humanos recibimos naturalmente la vida de una célula materna y de una célula paterna.

Cuando un óvulo y un espermatozoide se reconocen entre sí, se activan uno al otro y expresan toda la información que cada uno de ellos contiene: se concreta la transmisión de la vida de padres a hijos.

Muchos pueden decir que la reproducción es un acto vegetativo común a todos los vivientes. Sin embargo, la sexualidad humana no puede ni merece quedar reducida a un mero acto genital y biológico.

Ser madre. Ser padre. Es mucho más que una simple cualidad, un estricto parentesco o un mero vínculo biológico.

Engendrar un hijo, como dice el Pbro. Alejandro D. Darío,  es un magnífico don buscado y concedido.

Ser Mamá. Ser Papá. Concebir un hijo, como dice Mons. Luis Villalba es dar vida, es querer bien, es cuidar y es proteger. 

Un hijo es mucho más que una simple novedad biológica porque inmediatamente después de la fecundación, los mensajes genéticos materno y paterno se combinan de un modo tan original, particular y único, que conciben un varón o una mujer tan humano y tan digno como su padre y como su madre pero a la vez absolutamente singular respecto a ellos.

El embrión unicelular es un ser peculiar. Es un ser humano personalmente existente. Es una totalidad en sí mismo. Tan íntegramente humano, como Ustedes o como yo. El embrión unicelular guarda en sí mismo toda la información que lo hará pluricelular.

El embrión unicelular, desde sí mismo y por sí mismo, crecerá y se desarrollará.

Es verdad que su esencia y su naturaleza se irán expresando a medida que transcurra el tiempo. 

Pero, no hay ninguna evidencia, que haga dudar que esa esencia humana, que esa naturaleza humana, que esa dignidad humana y personal ya están presentes desde el primer instante de su vida. Porque ser persona es un valor en sí mismo. Es un valor existencial que no depende de la edad, ni de la condición psicofísica ni de las capacidades que cada uno tenga.  
  
Repasemos algunas evidencias científicas:
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L    La fecundación es una verdad biológica comprobada  y comprobable que revela el pleno significado de la transmisión de la vida de padres a hijos.
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      Una vez que óvulo y espermatozoide acoplan sus receptores de membrana y funden sus contenidos celulares, complejos mecanismos moleculares comienzan a sucederse uno tras otro sin que se registre ningún retroceso a instancias ya recorridas.
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          En el embrión unicelular cada biomolécula establece intrincadas asociaciones con las demás biomoléculas. De este modo, el embrión unicelular es una realidad en sí mismo muy distinta a una simple célula viva.

Los genes, además de dar las órdenes que guían todo el proceso vital, guardan en sí mismos memoria del avance de la vida.

Los genes saben cuándo el embrión humano es un organismo unicelular y cuándo el embrión humano es un organismo pluricelular de 2, 8, 16, 32 o 180 células.

Los genes recuerdan el viaje por la trompa de Falopio y reconocen cada etapa vivida en el útero materno.
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      Segundo a segundo, el embrión humano se desarrolla y todas, y cada una de sus células, además de interaccionar con el medio que les es externo, van a diferenciarse y especializarse para ocupar su lugar y cumplir con su función específica.

·         El proceso vital de cada embrión humano es una secuencia ordenada y precisa durante la cual unos genes se expresan y otros genes se silencian pero donde todos y cada uno de los procesos de crecimiento y desarrollo son cruciales.

Una vez que la vida del embrión humano ha comenzado cada etapa es importante.

Mientras el embrión se mueve por la trompa de Falopio al mismo tiempo que recibe de su madre diferentes nutrientes, le envía señales a ella para que cuando llegue al útero, éste, esté preparado para recibirlo. Una vez en el útero, el embrión produce nuevas sustancias que conjugan perfectamente con los cambios que se producen en el endometrio materno. De este modo, se implanta, anida y continúa su proceso de crecimiento y desarrollo.

Cada estructura del cuerpo del embrión es en sí misma resultado de múltiples procesos previos y 
motivo de próximas expresiones biológicas.
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       Por mencionar sólo un ejemplo, hagamos referencia al proceso embrionario conocido como gastrulación.
La GASTRULACIÓN es el proceso embrionario que da origen a las tres capas celulares: endodermo, mesodermo y ectodermo de las cuales derivarán todas las células del cuerpo humano.
No vamos a detenernos a explorar cada línea celular, pero sí destacaremos un detalle: unos 14 días después de haber sido concebido, el embrión humano especializa las células que le permitirán, llegado el momento, transmitir la vida a sus propios hijos. Es decir, muy pocos días después de haber sido concebido, el embrión humano ya guarda en sí mismo la capacidad y el valor de procrear y tener descendencia.
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      Pero volviendo al proceso vital, no hay dudas que, a medida que crece y se desarrolla, el embrión va cambiando su aspecto. De haber sido, inmediatamente después de la fecundación, un embrión unicelular al término del embarazo, será un bebé constituido por millones de células.

Tampoco existe la más mínima duda que, desde su concepción, fue, es y será siempre la misma persona; del mismo modo que cada uno de nosotros fuimos, somos y seremos la misma PERSONA desde el mismo instante en el cual fuimos concebidos.
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      Cada embrión humano, igual que cada ser humano, tiene una vida suya y propia y cuenta con un individual patrón estructural.

En cada etapa de su proceso vital, el embrión humano se va adaptando a las diversas y particulares circunstancias  que le van tocando vivir.
Y, en cada una de esas instancias, va a expresar el perfeccionamiento y la especialización correspondientes a esa etapa de su vida.
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      Y esto es posible, porque el genoma humano va permitiendo también la expresión de un Sistema Nervioso complejo y exquisito como pocos.

Este extraordinario Sistema Nervioso cuenta con un plus muy  particular. Es esta exclusividad la que le otorga a nuestra singular biología humana aquello que nos distingue de todos los demás seres vivos.

Es nuestro humano código genético el que nos permite ir más allá de la simple vida corporal y, llegado el momento, expresar libremente nuestra inteligencia y nuestra voluntad.
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      Es, desde el mismo principio de nuestra vida, que la información genética va guiando  la maduración neuronal y la integración neurobiológica que nos caracteriza.

Que cada uno de nosotros haya podido, en el momento adecuado y oportuno de su desarrollo, comenzar a evidenciar sus actos, manifestar sus hábitos, expresar sus emociones y sentimientos y exponer sus pensamientos y decisiones es consecuencia directa de aquella dotación genética que recibimos de nuestros padres en el preciso instante en el cual fuimos concebidos.    

En el primer instante de nuestra vida, en el primer instante de la vida de cada embrión humano, cuando por la fecundación fuimos concebidos mujer o varón, nuestra dignidad personal y humana se hizo evidente y existencial.

Es cierto que la dignidad personal de cada ser humano no puede demostrarse científicamente, pero puede percibirse como se intuye la infinita verdad, bondad y belleza de todo lo originalmente creado.

Con humildad admiremos el don magnífico de la vida humana que a cada instante se revela pleno de misterio y evidencias.

Con respeto reconozcamos la particular dignidad personal de cada embrión humano.


Y con verdadera actitud de servicio démosle sentido a nuestros actos buscando siempre el bien de quien también es nuestro prójimo desde el primer instante de su vida.- (publicado también en Vida y Ética - Año 12 - N°1 - Junio 2011 - pp.181-186)

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