El dolor crónico, aquel que persiste por más de 3 meses, es un padecimiento de naturaleza compleja y multidimensional.
En qué reduccionismo médico caeríamos si desconociéramos que las personas somos mucho más que la simple suma de partes individuales. Precisamente, porque los seres humanos somos una unidad sustancial de cuerpo y alma, todos los tratamientos deben considerar que las acciones que se lleven a cabo sean inter-multi y transdisciplinarias.
La atención de la persona que sufre un dolor crónico requiere que diversos especialistas aporten generosamente todos sus conocimientos para alcanzar el diagnóstico preciso que determine el tratamiento adecuado y oportuno que alivie su padecer porque, como dice en uno de sus pasajes la Carta a los Agentes de Salud, "La actividad médico-sanitaria (...) es el encuentro entre una confianza y una conciencia. Confianza de un hombre marcado por el sufrimiento y (...) conciencia de otro hombre que en función de su honestidad va a asistirlo, cuidarlo, sanarlo".
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