Desde 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas busca sensibilizar a gobiernos, al sector privado y a las organizaciones de la sociedad civil para que trabajen en políticas y programas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.(*)
Muchas veces, por simple convención social, a los 65 años se establece el inicio de la vejez y se le asocian distintas características que terminan por valorar incorrectamente las capacidades de los adultos de más edad.
No es incorrecto pensar que, a medida que cumplimos años, nuestra salud puede verse más comprometida, pero eso no significa, que la necesidad de asistencia (psicológica, médica, social, económica, etc.) sea diferente de la que pudiese requerirse a cualquier otra edad.
Correctos diagnósticos, planes terapéuticos adecuados y actividades acordes a la capacidad, competencia y estado de salud de las personas mayores deben procurales bienestar y evitar tanto la sobreprotección como el abandono.
Si bien durante la vejez se dan una serie de circunstancias particulares, no todos los adultos mayores son personas desvalidas. Muchos de ellos cuidan a sus nietos; otros tantos, nos enseñan que la experiencia para evitar conflictos llega con los años y, muchos, también es verdad, necesitan de cuidados que le aseguren el mayor bienestar posible.
Todos podemos hacer nuestro aporte. Un simple gesto, como ceder el asiento en los medios de transporte, transforma la vorágine cotidiana en un ritmo más humano.
(*)Fuente: Calendario del Compromiso Clarín, Revista Viva, Domingo 28 de Septiembre de 2008, p.67
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