La víctima de una violación merece toda nuestra compasión y nuestra más humana solidaridad.
Objetivamente, es muy sencillo decir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal.
Pero...
¿Quién puede opinar sobre circunstancias personalísimas sobre las cuales es imposible siquiera imaginar cuánto sufrimiento y dolor acarrean?.
¿Quién puede pretender que en medio de la más devastadora desesperación se tome la decisión que conforme a los ajenos?.
Preguntas con respuestas abiertas.
Posturas que comienzan a contemplar que son apenas seres humanos los que deben tomar decisiones después de haber sufrido inhumanas experiencias.
Más información en:
Dura crítica del Vaticano a una excomunión
Elisabetta Piqué
lanacion.com | Cultura | Lunes 16 de marzo de 2009
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