Que el Día del Enfermo despierte el sentido de solidaridad
Buenos Aires, 6 Nov. 09 (AICA)
Día del Enfermo
La Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud, en nombre de los obispos argentinos, expresó su deseo de que el Día del Enfermo, que se recuerda el segundo domingo de noviembre, “despierte en nuestras comunidades un fuerte sentido de solidaridad” y señaló la triple consigna –a modo de lema- que debe primar frente a los enfermos: “Escúchalo, ámalo, anúnciale a Cristo nuestra esperanza”.
“Que ya los niños descubran la misteriosa presencia de Jesús en los hermanos enfermos. Que los jóvenes, especialmente las chicas consideren que el Señor podría llamarlas para consagrarse a la defensa y cuidado de la vida. Que nuestros parientes enfermos y ancianos puedan confiar en la generosidad de sus hermanos y sus hijos. Y que puedan contar con la cercanía de los sacerdotes y amigos de nuestras comunidades eclesiales”, precisó.
En un comunicado con la firma del presidente del organismo eclesiástico, monseñor Luis Stöckler, obispo de Quilmes, consideró que este año “han sucedido cosas que han tocado fuertemente nuestra sensibilidad” al referirse a la amenaza del dengue y a la emergencia nacional por la gripe A H1NI que, según dijo, “nos hizo tomar conciencia de que nadie está exento de poder enfermarse inesperadamente y hasta perder la vida”.
“Pero este peligro -reconoció- ha sido, a la vez, motivo para aprender a ser responsables y protegernos mutuamente. Tanto más nos estremece cuando, los que están afectados por una grave enfermedad, son condenados a muerte con prácticas criminales por el comercio de fármacos falsos, que involucra a importantes sectores públicos”.
Monseñor Stöckler hizo hincapié en el lema para esta jornada, al subrayar que “el enfermo debe ser centro y protagonista de nuestro encuentro. Él tiene algo que decirnos. El prestar atención a lo que nos manifiesta, nos dispone a compartir su vida y sostenerla. Por la palabra del Señor sabemos, que en cada enfermo visitamos a Cristo mismo”.
Tras señalar que “la espiritualidad cristiana está orientada a la salud en sentido total; porque tiende a la restauración del hombre entero en Cristo. Amar al enfermo significa compartir su anhelo de sanarse”, llamó a “luchar por la vida, con todos los medios que estén a nuestro alcance, es la manera cómo se manifiesta la autenticidad de nuestro amor”.
“Hay que respetar la obra que Dios está haciendo en el enfermo. Porque lo ama y reconoce en él o ella a su propio Hijo. Con Cristo, todo lo humano tiene sentido; especialmente el dolor y la enfermedad. Él es nuestra Esperanza. En el bautismo hemos muerto y resucitado con Cristo; por eso hemos de animar al enfermo para que se deje alcanzar por Él. Junto a Cristo está su Madre quien nos ayuda a acoger y completar las vivencias de su Hijo, y participar así en la redención del mundo”, reiteró.+
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06/11/09 - 19:24
La arquidiócesis de Rosario celebra el Día del Enfermo
Rosario (Santa Fe), 6 Nov. 09 (AICA)
Nuestra Señora de la Salud
La Comisión arquidocesana de la Pastoral de la Salud de Rosario convocó a todos los que de alguna manera están vinculados al mundo de la salud, a celebrar el próximo domingo 8 de noviembre el Día del Enfermo, con el lema propuesto para este año 2009: "Escúchalo, ámalo, anúnciale a Cristo nuestra esperanza".
La misa central del Día del Enfermo se celebrará a las11 en la parroquia Nuestra Señora de la Salud (Matienzo 3640, Rosario) y estará presidida por el arzobispo, monseñor José Luis Mollaghan.
Asimismo a las 10 se realizará una procesión por las calles del barrio, a la que están invitados especialmente los agentes de la salud, los enfermos y sus familiares llevando la imagen de Nuestra Madre de la Salud.
En el enfermo se refleja el inmenso valor de la vida humana
En un mensaje que dirigió a sus fieles con motivo del Día del Enfermo, monseñor Mollaghan invita a “mirar y a reflexionar en los que están enfermos, particularmente, en todos aquellos a quienes se les hace aún más difícil sobrellevar la falta de la salud; ya sea por el sufrimiento propio de la enfermedad, como por muchas otras necesidades que aún se pueden padecer; como son la falta del afecto fraterno de quienes los puedan escuchar y amar, la atención que requieren para estar más aliviados, y la falta de recursos materiales".
“En el enfermo -señala- se refleja con más fuerza el inmenso valor de la vida humana; que aún en los momentos más difíciles de la enfermedad y del sufrimiento, debe alentarlo a no perder la esperanza, y a confiar; ya que tenemos la convicción de que toda vida tiene un vínculo profundo con el Padre que nos creó, y en su Hijo, es un reflejo de la misma vida de Dios. Por ello, es tan importante que anunciemos a Cristo, nuestra esperanza”.
Llama además a tener “una mirada especial” hacia los niños enfermos de la arquidiócesis que, “aun siendo pequeños, llevan en su cuerpo las consecuencias de enfermedades que son muchas veces incurables, o les hacen sufrir la invalidez, no obstante el progreso de la medicina”; y llama también a tener presente a “los niños heridos en el cuerpo y en el alma como consecuencia de la violencia, de la droga, o son víctimas inocentes del maltrato de los adultos”.
Recuerda por otro lado “a los chicos ‘de la calle’, privados del calor de una familia y abandonados frecuentemente a sí mismos, y a los menores que han sufrido abusos por parte de los mayores, provocando en ellos un mal psicológico que los marcará profundamente con huellas lamentables, por esta falta grave hacia ellos; o que padecen desde una edad temprana el flagelo de la droga, y de otras sustancias, que de algún modo ya son también nuestros enfermos”.+
Texto completo del mensaje:
Día del enfermo
Mensaje de monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario con motivo del Día del Enfermo
(8 de noviembre de 2009)
La celebración del "Día del enfermo", conforme al Mensaje de este año del Papa Benedicto XVI, y al lema de la Comisión de Pastoral de la salud del Episcopado "Escúchalo, ámalo, anunciale a Cristo nuestra esperanza" , nos ivitan a mirar y a reflexionar en los que están enfermos, particularmente, en todos aquellos a quienes se les hace aún más difícil sobrellevar la falta de la salud; ya sea por el sufrimiento propio de la enfermedad, como por muchas otras necesidades que aún se pueden padecer; como son la falta del afecto fraterno de quienes los puedan escuchar y amar, la atención que requieren para estar más aliaviados, y la falta de recursos materiales.
En el enfermo se refleja con más fuerza el inmenso valor de la vida humana; que aún en los momentos más difíciles de la enfermedad y del sufrimiento, debe alentarlo a no perder la esperanza, y a confiar; ya que tenemos la convicción de que toda vida tiene un vínculo profundo con el Padre que nos creó, y en su Hijo, es un reflejo de la misma vida de Dios. Por ello, es tan importante que anunciemos a Cristo, nuestra esperanza.
A la luz de la enseñanza del Santo Padre en su Mensaje" Cuidar a los débiles es amar a Jesús", quisiera que tengamos una mirada especial hacia los niños enfermos de nuestra Arquidiócesis de Rosario, que aun siendo pequeños llevan en su cuerpo las consecuencias de enfermedades que son muchas veces incurables, ó les hacen sufrir la invalidez, no obstante el progreso de la medicina. También tengamos presente a los niños heridos en el cuerpo y en el alma como consecuencia de la violencia, de la droga, o son víctimas inocentes del maltrato de los adultos (cfr. Mensaje, 2009).
Deseo recordar también a los chicos “de la calle”, privados del calor de una familia y abandonados frecuentemente a si mismos, y a los menores que han sufrido abusos por parte de los mayores, provocando en ellos un mal psicológico que los marcará profundamente con huellas lamentables, por esta falta grave hacia ellos; o que padecen desde una edad temprana el flagelo de la droga, y de otras sustancias, que de algún modo ya son también nuestros enfermos. "De todos estos niños se eleva un grito silencioso de dolor que interpela nuestra conciencia de hombres y de creyentes” (ibidem).
Pido a las comunidades parroquiales y diocesanas, y a cada uno de ustedes que vivan profundamente este día; que se unan al trabajo fecundo de la Pastoral de la salud, y escuchen el llamado que el Señor nos hace a todos, de velar por nuestros enfermos, y de escuchar y amar a cada uno de los que más nos necesitan a causa de su enfermedad. Quiero agradecer a todos los que forman parte de esa legión de buenos samaritanos, que contribuyen con sus obras y con su presencia solidaria con estos hermanos nuestros.
En este día nos encomendamos a Nuestra Señora de la Salud, para que aliente y reconforte a los médicos , enfermeros y enfermeras en su misión; que con su manto maternal alivie los sufrimientos de todos los enfermos, muchas veces veces escondidos y vividos en la soledad; o en medio de muchas necesidades; los proteja y les conceda la salud.
Mons. José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario
Fuente: aica
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