De la unidad sustancial de naturaleza racional que define a todo ser humano brotarán, a partir de las potencias respectivas, actos orgánicos y actos inorgánicos.
El Hombre es el animal que tiene logos. Como animal puede conocer y desear aquellos bienes que le permitan satisfacer sus necesidades fundamentales como mantener la vida o multiplicar la especie. Como ente racional deseará ir más allá del mundo que lo circunda.
Hablar de racionalidad es hacer referencia a las dos potencias específicas de la naturaleza humana: inteligencia y voluntad libre. Con la inteligencia buscamos conocer la verdad. Con la voluntad queremos aquello conocido que la inteligencia nos presenta bajo razón de bien.
Estas potencias espirituales son las cualidades operativas que le permiten al Hombre expresar su naturaleza a partir de suponer como previas a las potencias orgánicas que, por su parte, son las que le permiten actuar. El Hombre, porque es Hombre, actúa como Hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario